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¿Ir al psicólogo? ¡Ni que estuviera loco!: La estigmatización de la enfermedad mental

Writer's picture: Érika Bocardo FloresÉrika Bocardo Flores

Imaginemos la siguiente situación. Paola quiere ir a terapia porque se ha comportado de forma extraña durante los últimos meses: piensa que se ve cada día más gorda y aunque sus conocidos le dicen que ha bajado muchísimo de peso, ella cree todo lo contrario, por lo tanto, ha dejado de comer. Cuando le mencionó a sus papás que quería ir con una psicóloga recomendada, recibió miradas de extrañeza e incomprensión: “¿Para qué? eso es para los que tienen problemas”, “En mis épocas nadie iba a terapia, ahora la gente es más débil”, “¡Ay! nada más estás triste, al rato se te quita, solo come y ya”. Parece que confesar que necesitamos ayuda profesional para mejorar nuestro bienestar psicológico puede sentenciarnos a ser estigmatizados.


Según Campo-Arias, Oviedo y Herazo (2014), que alguien sea estigmatizado tiene un impacto tan negativo en la persona afectada, que podría ser más contraproducente que el padecimiento mental en sí, por ello se considera como uno de los mayores obstáculos para el bienestar de estas personas.

¿Qué es la estigmatización?

Actualmente, debido a la vasta literatura relacionada a este constructo, Fox, Earnshaw, Taverna y Vogt (2018) mencionan que deben ocurrir cinco elementos para que un grupo de personas se considere estigmatizado:

  1. Que se les designe etiquetas sociales que marquen diferencias entre personas, como, por ejemplo, en las personas con enfermedad mentales: “irracional”, “impulsivo”, “demente”.

  2. Dadas estas etiquetas se desarrollan estereotipos negativos dominados por las creencias culturales que se tienen en la comunidad, como creer que este grupo es peligroso, raro, incompetente.

  3. Luego, estas personas etiquetadas son separadas por categorías, se hace una distinción de "ellos" los estigmatizados y "nosotros" el resto de la sociedad, prueba de esto es cuando las personas buscan alejarse de los pacientes con enfermedades mentales y tienen una mala percepción de los hospitales psiquiátricos.

  4. Derivado de esta segregación, la persona experimenta discriminación y

  5. Pérdida de estatus, que resulta en el surgimiento de condiciones de desigualdad.

¿Por qué a las personas con enfermedades mentales?

Una de las causas principales por la cual decidimos estigmatizar a las personas que padecen trastornos psicológicos o psiquiátricos es, de acuerdo con Campo-Arias, Oviedo y Herazo que existe una inclinación social innata a pensar que las demás personas son responsables de lo que les sucede, es decir, se ejercen culpas en el individuo que padece una enfermedad, por lo que se tiende a responder de forma reactiva y agresiva ante sus problemas, en lugar de sentir la vocación compasiva y altruista de ayudar, por ejemplo, si Paola un día decide contarle a sus amigos que ha sido diagnosticada con anorexia nerviosa, será probable que se le culpe por su padecimiento con oraciones como: “¿Anorexia? ¡Solo necesitas levantarte y comer!”, “Seguramente es porque tienes baja autoestima”, “No comes porque no quieres”, “Deberías agradecer todo lo que tienes, no tendrías por qué hacerle pasar un mal rato a tu familia”, etc.


Usualmente, se suele atribuir a las personas con trastornos mentales las siguientes características, de acuerdo con Mascayano, Lips, Mena y Manchego (2015):


  • Culpable y responsable de padecer su trastorno.

  • Peligroso, representando una amenaza para la sociedad.

  • Raro, entre más extraño o poco común es el trastorno que la persona padece, más discriminación existirá, esto suele asociarse a que entre más único sea el trastorno más severo.

  • Incompetente, se cree que no pueden trabajar o independizarse, por lo tanto, son una carga.

  • Su enfermedad es irreversible, no se pueden recuperar, por lo que nunca podrían cambiar.

  • Aterrador, aquellos que asocian los estereotipos de peligrosidad y amenaza con mayor frecuencia suelen estigmatizar más a las personas con enfermedades mentales.

Además, el desconocimiento sobre las características, tratamiento, curso y pronóstico de los trastornos mentales es otra causa muy importante; de hecho, se ha encontrado que a mayor conocimiento sobre salud mental, las personas tienden a expresar más actitudes positivas y menos deseo de mantener distancia social con quienes padecen estas enfermedades, porque, de esta manera, se desmantelan los prejuicios y estereotipos que se tienen sobre ellas.


¿Qué pasa con las personas a las que evitamos y discriminamos?

Campo-Arias, Oviedo y Herazo explican que las principales consecuencias de la estigmatización son: baja autoestima, pocas redes de apoyo, abuso de sus derechos humanos, rechazo a seguir un tratamiento para su enfermedad y menor calidad de vida. Asimismo, también se puede hablar de aislamiento, desmoralización, desesperanza, dificultad para acceder a espacios laborales o educativos, así como la imposibilidad de entablar relaciones sanas y la discriminación estructural que conlleva la segregación, evitación y coerción de estos grupos. Esto resulta alarmante, puesto que en México, de acuerdo a un informe realizado por la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (2018), 17% de las personas actualmente presenta un trastorno mental, pero solamente 1 de cada 5 personas podrá acceder a un tratamiento efectivo.


Para no estigmatizar a estos individuos, una de las mejores estrategias, de acuerdo con Fox, Earnshaw, Taverna y Vogt, es informarse más sobre los trastornos psicológicos y convivir sin miedo con personas que los padecen, de este modo, podemos evitar caer en conclusiones erróneas que nos lleven a discriminar, evitar o malentenderlos. Siguiendo el escenario anterior, imaginemos un desenlace diferente: Paola decide contarle a sus amigos sobre su diagnóstico. Ella, en lugar de recibir críticas y palabras de rechazo, es abrazada y recibe varias palabras de aliento, es ahí donde se marca la diferencia, Paola siente esa aceptación y se motiva a continuar con su proceso terapéutico.

Debe entenderse que el estigma no es algo estático, al ser un concepto social, se vuelve dinámico y cambiante. Si ponemos nuestro granito de arena para contribuir a la aceptación e integración de las personas con trastornos psicológicos a la sociedad, también podemos apoyar para que los estereotipos y prejuicios, alrededor de los padecimientos mentales y de la búsqueda de tratamiento, existan cada vez menos.


Érika Bocardo Flores


Referencias

Campo-Arias, A., Celina Oviedo, H. y Herazo, E. (2014). Estigma: barrera de acceso a servicios en salud mental. Revista Colombiana de Psiquiatría. 43(3). 162-167.

Fox, A. B., Earnshaw, V. A., Taverna, E. C. y Vogt, D. (2018). Conceptualizing and Measuring Mental Health Illness Stigma: The Mental Illness Stigma Framework and Critical Review of Measures. Physiology & Behavior, 176(3), 139–148.

Mascayano Tapia, F., Lips Castro, W., Mena Poblete, C. y Manchego Soza, C. (2015). Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones. Salud Mental, 38(1), 53–58.

Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión. (2018). Salud Mental en México. INCyTU, 52(55), 1–4. https://www.foroconsultivo.org.mx/INCyTU/documentos/Completa/INCYTU_18-007.pdf


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