Durante nuestro paso diario por las redes sociales quizás nos hayamos encontrado alguna vez con frases dichas supuestamente por la psicología como: “Los psicólogos dicen que cuando sueñas con una persona es porque ella estaba pensando en ti”, o “Si alguien es un genio también es un desadaptado social” y también "Las personas que se ríen más en público son las más deprimidas a solas”, entre muchos otros ejemplos, pero la verdad es que todo esto no lo ha dicho ningún psicólogo, nunca. Bueno, al menos no en la actualidad.
El estudio de la psicología va más allá de hacer generalizaciones o juicios sin fundamento sobre las personas, no solamente es “terapear” a alguien o hacer que se siente en un sillón y hable sin parar de sus problemas. Esta ciencia relativamente nueva se compone de un sinfín de aplicaciones que la hacen una de las más relevantes en la actualidad, y no alguna forma de charlatanería como a veces se cree gracias a la desinformación sobre este campo.
Estudio del ¿comportamiento?
Si lo pensamos en retrospectiva, la psicología ha viajado por un largo camino para consolidarse: desde sus principios en la filosofía griega, después a finales del siglo XIX (o sea, por allá de 1880) donde se suscitaron los desarrollos más importantes al comenzar a ser considerada como una disciplina científica, hasta ahora en la actualidad, con su incursión en compañía de otras ciencias exactas dentro de la neuropsicología y las neurociencias. Todo esto se ha logrado gracias a muchas y muchos personajes ilustres de diferentes partes del mundo.
Pero bueno, ¿El estudio del alma? ¿De la mente? ¿De la conducta? Para simplificar las cosas, se puede decir que la psicología es el estudio científico del comportamiento y los procesos mentales. Claro que comportamiento y procesos mentales implican una infinidad de aspectos en las personas; así, de acuerdo con Feldman (2010), las y los psicólogos trabajan para describir, predecir y explicar estos fenómenos humanos que van desde las acciones, pensamientos, emociones, percepciones, razonamientos, recuerdos, motivaciones y hasta las actividades biológicas en nuestro cuerpo.
La psicología busca aclarar, a través del método científico, aquello que solemos atribuir a la intuición y especulación, o que simplemente asumimos. Pretende explicar el por qué y el cómo hacemos las cosas, por ejemplo, gracias a ella podemos comprender por qué sentimos ansiedad crónica y cómo es cuando una persona la padece, es decir, qué síntomas se presentan. Entender estos procesos y mecanismos nos ayuda a crear herramientas para vivir de una forma más plena.
Pongamos por caso imaginario, Ana se siente muy mal: con un miedo constante a peligros improbables, sudoración excesiva, problemas del sueño, tensión muscular constante y considera que siempre tiene los nervios de punta. Si no existiera la psicología estos problemas que presenta Ana no tendrían solución, no sabría por qué le suceden, ni cómo solucionarlos e incluso podrían tacharla de estar poseída por un espíritu maligno (como hacían muchos años atrás).
¿Hacia dónde vamos?
Como se mencionó al principio de esta entrada, la psicología casi es una ciencia nueva, esto significa que, aunque en las últimas décadas se ha descubierto muchísimo acerca del comportamiento y la mente humana, ¡aún queda un universo por revelar! Entonces, ¿qué novedades podemos esperar de ella? Según Feldman (2010), dentro de lo que le depara a la psicología en un futuro, se encuentra lo siguiente:
La presencia de la psicología en asuntos de interés público crecerá: se necesitará cada vez más de los profesionales de la salud mental para explicar y prevenir fenómenos sociales y culturales como la violencia, terrorismo, discriminación racial y étnica, comportamiento frente a las redes sociales, entre otros. Incluso ahora sabemos que algunas de las mayores repercusiones derivadas de la pandemia por COVID-19 serán de índole psicológico.
Las neurociencias tendrán más influencia en otras ramas de la psicología: siendo una de las vertientes más actuales, conforme se hagan más hallazgos, su existencia en otras ramas se hará notar, como en la psicología social con la creación del campo de la neurociencia social.
Se tomarán más en cuenta aspectos relacionados a la diversidad como los factores raciales, étnicos, lingüísticos y culturales, otorgando un sentido de comprensión más alto y completo a esta disciplina antes liderada estadounidenses y europeos.
Nuevas perspectivas y enfoques nacerán a medida que los avances tecnológicos y científicos se susciten. Por ejemplo, en la actualidad se están encontrando grandes hallazgos que involucran la influencia de los genes en los procesos mentales, ayudando a que la psicología ya no solo se centre en tratar los trastornos mentales, sino prevenirlos.
Mientras estas son solo suposiciones y, probablemente, pasen, hay algo que sí resulta seguro, y es que, al estudiar los pensamientos, acciones, emociones y demás aspectos del ser humano, la psicología se ha establecido también como una de las ciencias más importantes que existen en la actualidad, y no debemos subestimar o menospreciar su validez frente a ciencias más exactas. Así que no crean todas las imágenes que hay sobre lo que dicen las y los profesionales de la salud mental, la psicología no es sinónimo de esoterismo, tampoco espiritismo, ni astrología, ¡no se engañen!
Érika Bocardo Flores
Feldman, R. S. (2010). Introducción a la psicología en R. S. Feldman, Psicología con aplicaciones en países de habla hispana. (pp. 2-41). McGraw-Hill Educación.
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