Recuerdo que en una ocasión, cuando cursaba la preparatoria, platicaba con mis compañeros de clase y una compañera comentó: “Quisiera poder salir mejor en los exámenes, ser como esos que estudian y siempre les va bien, por más que intento leer los capítulos del libro, no se me queda nada”.
Varios años después lo sigo recordando cuando nos regresan los exámenes calificados, algunos sacan 10 y otros reprueban. Me cuestionaba: "¿Cuál es la diferencia entre ellos?, ¿Estudian diferente?" La costumbre de algunos ha sido memorizar un día antes todo el contenido para después vaciarlo en la prueba, un método no muy eficaz, puesto que no asegura un buen aprendizaje, los beneficios son momentáneos, solo para poder pasar la materia. Años después, en mi clase de Procesos de Aprendizaje descubrí sobre la metacognición y las estrategias de estudio.
De acuerdo con Jeanne Ellis Ormrod, en Aprendizaje Humano (2005), la metacognición es el conocimiento que tiene cada persona acerca de sus propias formas de aprendizaje, de procesar la información que percibe, de memorizar; en una palabra, ser conscientes de nuestras propias capacidades mentales, lo cual, nos permite regularlas, adaptarlas y mejorarlas para tener un mejor resultado al momento de incorporar información nueva a nuestro cerebro. Se puede englobar en los siguientes puntos:
Conocer nuestras propias capacidades de aprendizaje y memoria.
Saber cuáles son las estrategias de estudio más efectivas para uno mismo.
Tener capacidad para planear una tarea y llevarla a cabo con éxito.
Supervisar nuestro estado de conocimiento y saber distinguir cuándo se ha aprendido o no.
Poseer estas capacidades nos hace conscientes de nuestro propio proceso de aprendizaje con el fin de tener un papel más activo en clases, o cuando se desea adquirir un nuevo conocimiento; a esto, también se le conoce como aprendizaje autorregulado. Esto implica fijarse objetivos, planificar, automotivarse, controlar la atención, aplicar estrategias efectivas, reflexionar y evaluarse, entre otros aspectos. Ahora bien, es muy fácil mencionar este listado y pedirle a una persona que lo realice, pero la realidad a la que se ve enfrentado un alumno o alumna en el aula, es diferente.
Para mejorar nuestra metacognición y desarrollar un aprendizaje autorregulado, existen estrategias de estudio que pueden ayudarnos a mejorar nuestras habilidades para asimilar y adaptar la información que deseamos aprender; lo importante es encontrar un esquema que combine diversas estrategias para crearnos una rutina que nos funcione, que esté hecha especialmente para nosotros. Siguiendo a Ormrod, dichas estrategias son explicadas a continuación:
Organízate. Darse cuenta de la estructura del material facilita el aprendizaje, nos ayuda a encontrar conexiones entre el conocimiento nuevo y experiencias pasadas para relacionarlo y memorizarlo de manera más sencilla. Algunas técnicas que ayudan a la organización son la creación de esquemas y mapas que engloben las ideas principales de un texto. Algunas páginas de internet funcionan muy bien para realizar mapas y diagramas, por ejemplo, Draw.io (https://app.diagrams.net/), GoConqur (https://www.goconqr.com/es) y Canva (https://www.canva.com).
Toma apuntes. Escribir la información y verla físicamente ayuda a una mejor codificación verbal y visual de la nueva información. No obstante, no todas las tomas de apuntes son necesariamente buenas; preocuparse por escribir toda la información recibida en el aula puede ocasionar que el alumno no preste atención, y lo hace más propenso a estresarse. Lo mejor es tener conocimiento del propósito de la clase para tener más claras las ideas principales del tema. Para los exámenes, una estrategia eficaz de estudio es reorganizar y estructurar los apuntes tomados en el cuaderno.
Resume. Si lo que se tiene que leer es un artículo extenso, dividirlo por secciones y resumirlas resulta óptimo.
Identifica la información importante. Subrayar y destacar ideas principales trae beneficios importantes a la hora de asimilar nuevos conocimientos.
Control de comprensión. Autopreguntarnos durante la clase, y después de la misma, nos ayuda a entender mejor el material y a recordarlo por más tiempo: ¿Cuál es la idea principal?, ¿Qué diferencia hay entre esto y aquello?
Estrategias mnemotécnicas. Cuando la información es nueva, y resulta difícil organizarla, pueden emplearse las mnemotecnias, “trucos” para recordar, formas fáciles de asociar la información a palabras o ideas más simples. Utilizar palabras en español que resuenen a la pronunciación de una palabra en inglés suele servir de apoyo para los aprendices del idioma: “Flor”, una planta, se pronuncia igual que “Floor” (suelo en inglés).
Los estudiantes que tienen mayor éxito académico son aquellos que autorregulan su aprendizaje, quienes tienen participación en la adquisición de nuevos conocimientos. Establecer metas, planificar tiempos, motivarse, utilizar estrategias de estudio que potencialicen habilidades existentes conlleva, eventualmente, a una mejora en los resultados.
Por ejemplo, Jorge sabe que tiene un examen de química la próxima semana, por lo tanto, ha estado preparándose para estudiar, como sabe que él no puede estudiar durante la noche, designa un par de horas para irse a la biblioteca a repasar sus apuntes, realizar resúmenes y reescribir sus notas porque sabe que así es como él aprende mejor. Es más probable que Jorge pase dicha prueba porque se conoce y sabe cómo aprender de forma eficaz de acuerdo a sus capacidades. ¿Y a ti qué estrategias de estudio te gustan más?
Érika Bocardo Flores
Referencias
Ormrod, J. E. (2005). Metacognición, aprendizaje autorregulado y estrategias de estudio en Aprendizaje Humano. (pp.365-404). Pearson Educación, S.A.
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