Irene, yo y mi otro yo (2000) es una película de comedia donde conocemos la vida de Charlie Baileygates (Jim Carrey), un agente de policía cuya personalidad pasiva y sumisa le ha conllevado a ser víctima de diferentes maltratos durante toda su vida. Él es consciente de los abusos que sufre, pero prefiere pasarlos por alto para evitar problemas, sin saber que toda la frustración acumulada terminaría por traer a su vida a Hank, su otra personalidad, un hombre completamente diferente a Charlie.
¿Cómo alguien puede tener dos personalidades?
Existe un trastorno de la personalidad que es comúnmente conocido como trastorno de personalidad múltiple, pero su nombre, de acuerdo con el DSM-V, es trastorno de identidad disociativo. Este se define como la presencia de dos o más estados de personalidad distintos; esta perturbación de la identidad implica una discontinuidad importante del sentido del yo, acompañado de alteraciones relacionadas con el afecto, el comportamiento, la conciencia, la memoria, la percepción, el conocimiento y/o el funcionamiento sensitivo-motor.
En la película, vemos que Hank aparece por primera vez cuando Charlie sufre un colapso nervioso después de que una mujer se aprovechara de su amabilidad en el supermercado. Una situación que, a simple vista, parece sin importancia, pero es la gota que derrama el vaso en la mente llena de frustración y enojo de Charlie. De este modo, Hank es un hombre antisocial: irrespetuoso, agresivo, manipulador e impulsivo. Él llega a poner todos los límites que Charlie nunca había puesto antes (aunque llevándolo muy lejos). De hecho, inicialmente podemos ver que Hank aparece en situaciones en las que Charlie solo agacharía la cabeza ante el abuso.
Pero, ¿por qué pasa esto?
Muchos estudios sobre el tema han encontrado que este trastorno normalmente se relaciona con la experiencia de un trauma psicológico, además de que las personas que lo padecen presentan características de depresión, ansiedad y/o consumo de drogas. Podría decirse que este padecimiento es una especie de respuesta ante lo que causa malestar. El evento traumático en la vida de Charlie es el abandono de su esposa, quien además tenía años engañándolo, pero él prefería ignorarlo con tal de que ella no lo dejara. Esta forma de manejar las situaciones que le provocan dolor, finalmente termina siendo una bomba de tiempo, poniendo a Charlie en una posición vulnerable.
Las personas con este trastorno sufren de lagunas mentales, es decir, comúnmente no recuerdan lo que dicen y hacen cuando su otra personalidad toma el control. Sin embargo, hay algunas personas que sí son conscientes de lo que pasa con su otra personalidad, e incluso la pueden observar como si fuera una persona externa. Aunque Charlie es consciente de la existencia de Hank, él no es capaz de recordar lo que hace y dice mientras se encuentra en estado disociativo, pero Hank sí es consciente en todo momento del actuar de Charlie, y, como se observa más adelante, pueden hablar entre ellos e incluso llegan a tener una pelea.
La controversia del diagnóstico en la película
Volviendo al inicio, cuando recién aparece Hank, Charlie es suspendido temporalmente de su trabajo y enviado a una valoración psiquiátrica por su comportamiento fuera de lo normal. Ahí es diagnosticado con esquizofrenia, algo que fue muy criticado en su tiempo por especialistas de la salud mental. La Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales (NAMI por sus siglas en inglés) envió un comunicado a la 20th Century Fox Film Corporation en donde declaraba que el diagnóstico dado en la película sobre el padecimiento de Charlie era incorrecto y estigmatizaba a las personas con padecimientos mentales.
Según el DSM-V, para que una persona sea diagnosticada con esquizofrenia debe presentar dos o más de los siguientes síntomas:
Delirios
Alucinaciones
Discurso desorganizado
Comportamiento muy desorganizado o catatónico
Síntomas negativos, es decir, expresión emotiva disminuida o nula
Charlie no presentaba ninguno de estos síntomas, además de que estos deben estar presentes por un mínimo de 6 meses para considerarse una patología. También vemos que le recetan tomar unas pastillas, si bien la esquizofrenia si se trata con medicamento, el trastorno de identidad disociativo no requiere de medicación para su tratamiento, solo de terapia conversacional.
En la película vemos tanto a Charlie como a Hank, pero las personas con este trastorno no viven así tan comúnmente. La otra personalidad no necesariamente está presente todo el tiempo, incluso pueden pasar años sin que la persona tenga un episodio disociativo, por lo cual pueden llevar una vida normal acompañada de terapia. Al final, no queda claro si Hank desapareció, ya que sabemos que los episodios disociativos pueden ser pasajeros. Pero si sabemos que si Hank vuelve, ahora Charlie tiene a Irene (Renée Zellweger) para acompañarle.
Alejandra Pérez Fierro
Referencias
Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (5ª edición). Editorial Médica Panamericana.
National Alliance on Mental Illness. (2000, 9 de junio). NAMI Protests "Me, Myself & Irene". https://www.nami.org/Press-Media/Press-Releases/2000/NAMI-Protests-Me,-Myself-Irene?fbclid=IwAR1fPVYbllCN6PeIw-yuHd3GYgkv5Zdelog0x8KsL3P2_kuQBH-8o6rWAZc
Romero-López, M. (2016). Una revisión de los trastornos disociativos: de la personalidad múltiple al estrés postraumático. Anales de Psicología, 32(2), 448-456. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/167/16745250016.pdf
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